Dios habla de procesos largos, de amaneceres nuevos y de una gracia que no se ausenta ni en los días cansados. Este mensaje recuerda que nada ha sido improvisado: cada pausa, cada espera y cada permanencia tuvo un propósito de protección, restauración y edificación. También señala la diferencia entre lo temporal y lo eterno, invitando a caminar siempre con la mirada hacia adelante.
Nuevos son los amaneceres,
porque aun los pajarillos saben reconocer cuando amanece. Así has reconocido tú que mi gracia irá contigo a donde vayas, y has visto cómo te abro puertas una y otra vez.
Yo te prometí que ningún día, ni de los meses ni de los años, te faltaría mi ayuda, y he cumplido. He estado contigo en el camino, incluso en los días cansados y fastidiosos. Aun en esos días, no te he dejado.
“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana.” — Lamentaciones 3:22–23
Puedes decir que el proceso ha sido largo, pero recuerda que pudiste vivirlo lejos de Mí, en condiciones donde no habría sido posible levantar los ojos al cielo. He obrado de formas que tal vez no logras explicar, porque no todo lo que hago necesita ser entendido para ser obedecido.
Te dije que era momento de quedarnos, que aún debías permanecer un tiempo más, y ahí te guardé. Mi bondad prevaleció y mi misericordia fue extendida, pero también viste que la misericordia requiere respuesta. Yo cumplí mi promesa. Y tú cumpliste la tuya: permaneciendo, asistiendo, buscando, siendo fiel.
“El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto.” — Juan 15:5
Te tomé por puntos, te levanté y te reconstruí.
Estoy edificando en ti torre fuerte, y no hablo solo de tu cuerpo o tu interior: estamos construyendo algo sólido, algo estable, algo real.
“El nombre de Jehová es torre fuerte; a él correrá el justo, y será levantado.” — Proverbios 18:10
Sé que lo material va y viene, porque quien construye solo para este mundo construye donde hay polilla y destrucción. Pero también sé que necesitas habitar este mundo, y tus sueños no me son ajenos. Aun así, no descuides lo eterno, porque ahí no hay polilla, ni plaga, ni envidia.
“No os hagáis tesoros en la tierra… sino haceos tesoros en el cielo.” — Mateo 6:19–20
Has visto injusticias, pero recuerda que habrá un día señalado donde cada uno rendirá cuentas. Tú ocúpate de las tuyas. Camina con la frente en alto y el pensamiento hacia adelante, porque soy Yo quien te lleva al frente, nunca hacia atrás.
“Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.” — Filipenses 3:13
Soy Yo quien abre puertas, portones y ventanas.
A veces han sido brechas, pero siempre hubo salida. Y así seguirá siendo.
“He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar.” — Apocalipsis 3:8
Este mensaje afirma que el proceso, aunque largo, ha estado lleno de gracia, cuidado y propósito. Dios no se ha ausentado ni un solo día; ha protegido, edificado y abierto caminos incluso cuando solo había brechas. Caminar con Él es avanzar con seguridad, sabiendo que cada amanecer trae misericordia nueva y cada paso tiene dirección eterna.

