En los momentos en que parece que nada se mueve, Dios quiere recordarnos que no estamos solos. Aunque nuestros ojos naturales no vean, Él sigue obrando en lo invisible. Esta palabra es un llamado a mantener la fe firme, a cuidar el corazón cada día y a recordar que la lucha verdadera no es humana sino espiritual.
En ningún momento los he dejado.
Así que no teman, no lloren, no desmayen, porque Yo voy abriendo nuevos caminos y nuevos horizontes. Donde ustedes no ven, Yo sí veo. Donde ustedes no trabajan, Yo trabajo por ustedes. Sepan que todo tiene una causa, un motivo.
“He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” — Mateo 28:20
“Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” — Éxodo 14:14
A veces pensarán que es Mi mano la que no obra, que retiene, que no ayuda, pero no es así. Recuerden que en todo momento se libra una batalla espiritual, y hay condiciones que Yo debo mover, trazar y ordenar. No es su lucha contra sangre y carne, sino contra potestades.
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo.” — Efesios 6:12
Por eso les he mandado siempre estar alerta y revestidos. Mantengan su mente llena de sabiduría divina, sus pasos firmes, no permitan que la duda haga nido en su mente ni que la falta de fe crezca. Así como se riega el jardín, rieguen la fe. Así como la lluvia riega la tierra, rieguen su corazón con bondad y paz cada día.
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” — Efesios 6:11
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” — Hebreos 10:23
Recuerden que las armas ya se las he dado. Destruyan todo aquello que quiera arrancarlos de raíz, todo lo que quiera venir como polilla a destruirles. Nada puede tocar lo que Yo he sembrado en ustedes.
“Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.” — 2 Corintios 10:4
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos… permaneced en mí.” — Juan 15:5
Dios te recuerda que no te ha dejado ni un solo momento. Aunque no veas resultados inmediatos, Él está abriendo caminos y librando batallas en tu favor. Mantén firme la fe, riega tu corazón con paz cada día, y usa las armas que Él ya te dio. Nada ni nadie podrá arrancarte de Sus manos.

