Cada amanecer es un recordatorio de que las misericordias de Dios son nuevas y constantes. Él transforma, renueva y respalda a sus hijos e hijas que confían en sus promesas. Este mensaje es un llamado a vivir con fe, conscientes de que su fidelidad permanece y su ayuda siempre llega a tiempo.
“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” — Lamentaciones 3:22-23
Yo estoy contigo desde el principio del día hasta que llega a su fin, porque nuevas son mis misericordias sobre tu vida. He renovado tu nombre, he transformado tu ser y he confirmado mis promesas.
Tus ojos verán lo que Yo he hablado. Solo confía y ten fe, porque “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que existe, y que recompensa a quienes le buscan” (Hebreos 11:6).
No escondo mis ojos ni mis labios de ti. Te he escuchado y tú me has atendido; te he hablado y tú me has respondido. Juntos hemos cumplido el pacto que un día hicimos. Por eso, no temas por la cosecha, porque has sabido dónde sembrar y dónde trabajar.
“El que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Corintios 9:6).
Yo respaldo tus decisiones y tu trabajo. Mi consejo te guía y mi ayuda es pronta. “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1).
Hijo, hija, no olvides que no estás sola ni solo. Mi Espíritu camina contigo: detrás para cubrirte, a tu lado para guiarte y delante para abrir el camino. Mi mano es la que te sostiene, y mi fortaleza la que te levanta.
Y cuando sientas que las fuerzas se acaban, recuerda que Yo soy tu renovación. “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31). Lo que hoy parece pequeño, mañana será grande; lo que sembraste con lágrimas, lo recogerás con gozo, porque Yo soy fiel a mi palabra.
“Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas” (Salmo 126:6).
El Señor asegura que su misericordia se renueva día a día para sus hijos e hijas. Quien siembra con fe, recogerá con gozo. No hay motivo para temer, porque su respaldo y fortaleza nos acompañan siempre. Confiar en sus promesas es vivir bajo la certeza de que Él cumple lo que ha dicho y que su fidelidad es eterna.

