🌿 “Yo soy quien los defiende” ✋✨

No temas, aunque ladren voces a tu alrededor… ¿Acaso el perro que ladra muerde? ¿Y cuántas veces la boca que más habla tiene verdadero conocimiento? Lo que importa no es lo que otros digan, lo que importa es lo que Dios ha dicho. Él ha establecido un pacto eterno contigo, y sus promesas no fallan.

Él conoce el peso de la paciencia, porque ha detenido su mano y su ira muchas veces. Nos enseña que es sabio dejar ir la ofensa, que las palabras regresan a quien las pronuncia. No creas que las palabras se las lleva el viento; toda promesa, toda declaración, tiene poder y permanece.

Por eso, mantente en paz, porque el Señor es quien te defiende y te cuida.

En medio de las críticas, los chismes y los juicios injustos, muchas veces el corazón del creyente se cansa y se turba. El enemigo quiere que perdamos la paz y reaccionemos con ira o desesperanza. Pero en esos momentos, el Señor nos recuerda con ternura y autoridad:
“Yo soy quien los defiende”.

No estás solo. No tienes que gastar tus fuerzas en explicar, demostrar o responder. Tu mayor defensa no es tu voz, sino la presencia poderosa de Dios contigo, quien pelea por ti en lo visible y lo invisible.


El Señor conoce el corazón humano. Él ha visto cómo muchas bocas se llenan de palabras sin conocimiento, cómo se levantan voces que juzgan sin verdad, y ha visto cuánto cuesta guardar silencio cuando todo dentro de ti quiere responder.

Y en ese silencio que a veces duele, Dios está trabajando. Él te dice:

Las palabras no se las lleva el viento. Toda palabra vuelve. Toda promesa dada, todo juicio pronunciado, toda crítica dicha regresa a su origen. Por eso, cuida lo que sale de tu boca, pero también no te atormentes en que lo que otros dicen sobre ti, Dios lo tiene bajo control y te defenderá siempre y cuando tú obedezcas a sus mandamientos.


No importa lo que digan, lo que piensen o lo que intenten. Al final se cumplirá lo que Dios ha dicho de ti. Él tiene un pacto contigo. Un pacto eterno, sellado con gracia y misericordia.

Así que no temas, no respondas con ira, no te distraigas con la crítica. Camina con la paz del justo, porque el cielo habla a tu favor y tu defensor es eterno.


Señor amado, gracias porque no necesito justificarme ni pelear con palabras. Tú eres mi defensor, mi escudo y mi justicia. Ayúdame a guardar mi boca, a caminar en paz, y a confiar que tú harás justicia en su tiempo. Silencia toda voz que no viene de ti y fortalece mi corazón para no caer en provocación. Confío en que se cumplirá lo que tú has dicho, porque tus planes son eternos.En el nombre de Jesús, Amén.

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