La figura de Jesucristo como la piedra angular es un tema central en la fe cristiana, una metáfora poderosa que resuena a lo largo de las Escrituras. Desde los tiempos del Antiguo Testamento, la piedra angular ha simbolizado la base esencial y el fundamento sobre el cual se edifica algo duradero y sólido. En el Nuevo Testamento, esta imagen adquiere un significado aún más profundo cuando se refiere a Jesucristo.
Él es la piedra que los constructores rechazaron, pero que Dios ha exaltado a la posición más importante, convirtiéndolo en la base de nuestra salvación y fe. Sin embargo, esta realidad no fue aceptada por todos. En lugar de reconocer a Jesús como el Mesías prometido, muchos lo rechazaron y lo crucificaron. A pesar de este rechazo, las Escrituras nos enseñan que en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos (Hechos 4:11-12).

En las Escrituras, Jesucristo es proclamado como «la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser la piedra angular» (Hechos 4:11). Este pasaje, citado por Pedro, remite al Salmo 118:22 y subraya la verdad esencial de nuestra fe: Jesucristo es el fundamento sobre el cual se edifica nuestra salvación y vida eterna.
A lo largo de su ministerio en la tierra, Jesús fue rechazado por muchos. Fue despreciado, menospreciado y finalmente crucificado. Sin embargo, esta decisión humana no pudo anular el plan perfecto de Dios: Jesús es y siempre será la piedra angular, la base de nuestra redención. En ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos (Hechos 4:12).
La obra de Cristo en la cruz no solo nos redime de nuestros pecados, sino que también nos traslada del reino de la oscuridad al reino de la luz. Como dice Colosenses 1:13-14: «Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados.»
Jesús es nuestra piedra angular, la roca firme sobre la cual construimos nuestra fe. Su sacrificio nos ofrece paz con Dios y una esperanza viva de vida eterna. En Isaías 28:16, Dios declara: «He aquí, yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure.» Este versículo resalta que todo aquel que confía en Jesús no será avergonzado ni decepcionado.
Además, Efesios 2:20 nos recuerda que como creyentes, somos parte de un edificio espiritual que tiene como fundamento a los apóstoles y profetas, y a Cristo Jesús mismo como la piedra angular: «Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.»
El rechazo que Jesús experimentó fue parte del plan redentor de Dios, como había sido profetizado. A pesar del rechazo, Él cumplió su misión a la perfección, y hoy, a través de su sacrificio, todos los que creen en Él tienen acceso a la salvación. 1 Pedro 2:4-5 nos anima: «Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.»
Jesucristo, la piedra angular, sigue siendo nuestro único camino a la salvación. Su nombre es poderoso y en Él encontramos vida, redención y la certeza de que, aunque el mundo lo haya rechazado, su amor y su sacrificio abren el único camino hacia Dios.
Al reflexionar sobre la verdad de que Jesucristo es la piedra angular, nos damos cuenta de que nuestra salvación, nuestra fe y nuestra esperanza están firmemente cimentadas en Él. Aunque fue rechazado por muchos, su sacrificio en la cruz es el fundamento sobre el cual Dios ha construido la redención de la humanidad. No hay otro nombre bajo el cielo por el cual podamos ser salvos; solo en Jesús encontramos vida eterna, perdón de pecados y un lugar en el reino de la luz.
Hoy, somos llamados a reconocer a Cristo como la piedra angular de nuestras vidas, a construir sobre Él y a proclamar con valentía que Él es el único camino a la salvación. Al hacerlo, experimentamos la paz, la seguridad y la esperanza que vienen de confiar plenamente en el poder de su nombre.
Oración: Señor Jesucristo, te damos gracias porque Tú eres la piedra angular de nuestra fe, el fundamento sólido sobre el cual podemos construir nuestras vidas. Aunque fuiste rechazado por muchos, nosotros te reconocemos como nuestro Salvador y Redentor. Ayúdanos a vivir con la certeza de que en Ti encontramos salvación, paz y esperanza. Fortalece nuestra fe para que, a pesar de las dificultades y rechazos que podamos enfrentar, sigamos firmes en Ti. Te pedimos que sigas obrando en nuestras vidas y que, a través de nosotros, otros también puedan conocerte como la piedra angular y el Salvador que necesitan. En tu precioso nombre, Jesús, oramos. Amén.
