En el libro de Génesis, los días que precedieron al diluvio fueron tiempos de gran corrupción y alejamiento de Dios. «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:37). Esta referencia no solo señala un tiempo de juicio, sino también un momento de decisión crucial en nuestra relación con Dios y con los demás. En los desafíos actuales que enfrentamos, encontramos un llamado a la reflexión y la acción, inspirados por la esperanza que tenemos en Jesucristo.
1. Reconociendo la Realidad con Fe
«El Señor vio que la maldad del hombre era grande en la tierra» (Génesis 6:5). Hoy, al enfrentarnos a diversas crisis, reconocemos la realidad de nuestro mundo caído. Sin embargo, nuestra fe en Cristo nos impulsa a responder no con miedo, sino con esperanza y acción. Jesús, nuestro refugio más seguro, nos ofrece protección y guía en medio de las tormentas de la vida.
2. Respondiendo con Fe Activa
Noé construyó un arca por fe, «advertido por Dios acerca de cosas que no se veían» (Hebreos 11:7). De manera similar, nuestra fe en Jesús nos lleva a construir «arcas» de esperanza a través de nuestras acciones: cuidando la creación de Dios, amando a nuestro prójimo, y viviendo justamente. En Cristo, encontramos el ejemplo supremo de amor y sacrificio, y Él nos llama a seguir sus pasos.
3. Manteniendo la Esperanza en Cristo
«Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16). La esperanza cristiana es una fuerza poderosa, una ancla firme en tiempos turbulentos. Esta esperanza no es vana; está fundamentada en la promesa de la vida eterna a través de Jesucristo. Nos impulsa a ser luz en la oscuridad, reflejando el amor de Dios en nuestras vidas.
4. Buscando la Guía de Dios en Todo Momento
«Buscaré al Señor antes que a ellos» (Génesis 5:22). Así como Noé caminó con Dios, nosotros estamos llamados a buscar a Jesús en cada aspecto de nuestras vidas. En la oración, la adoración y la meditación de la Escritura, encontramos la fuerza y la dirección para nuestros pasos. Jesús es nuestra arca, nuestro refugio seguro ante las tormentas, y en Él encontramos salvación y nueva vida.
«Como en los días de Noé», vivimos en tiempos de gran desafío. Pero también es un tiempo de gran esperanza, porque tenemos a Jesús como nuestro refugio y salvación. Que este sea un tiempo para acercarnos más a Él, construyendo nuestras vidas sobre el fundamento sólido de su amor y su Palabra. Que la promesa del arco iris nos recuerde siempre la fidelidad de Dios, y que en Jesús tengamos la certeza de un futuro lleno de esperanza.

