Hay una verdad poderosa y consoladora que se encuentra en la palabra Dios. En un mundo lleno de desafíos, estrés y fatiga, es fácil sentirnos abrumados y desesperados. Pero hoy, quiero recordarles la promesa divina de fortaleza, provisión y paz que nos ha sido dada. Como bien sabemos, la vida a menudo nos presenta desafíos que parecen insuperables. Pero recordemos las palabras de Jesús en Juan 16:33, «En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo». Esta es la promesa de nuestro Señor, la promesa de victoria y paz.

A través de la palabra de Dios, exploraremos cómo podemos sobrellevar nuestras cargas, encontrar descanso en medio del tumulto y recibir la victoria que ya nos ha sido otorgada. Abramos nuestros corazones a esta verdad y permitamos que la palabra de Dios transforme nuestras vidas.
En momentos de silencio, cuando nuestras mentes se sienten agobiadas y saturadas, recordemos las palabras en Filipenses 4:13, «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Aunque nuestras mentes se cansen, nuestra fe en Cristo nos da la fortaleza para sobrellevar todas las cosas.
Dios nos promete alivio y descanso. En Mateo 11:28-30, Jesús nos invita: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar». Al clamar a Dios, Él quita los pensamientos de agobio y carga, y nos da en su lugar su yugo ligero y su carga liviana.
La victoria ya está dada y entregada por Dios. Según 1 Corintios 15:57, «Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo». No debemos temer ni desanimarnos, pues la victoria sobre nuestras luchas ya ha sido asegurada.
Dios nos asegura que nunca nos faltará su provisión. Filipenses 4:19 afirma, «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús». En medio de las dificultades, nunca estaremos en «cifras rojas», porque la provisión de Dios es abundante y oportuna.
Estamos llamados a crecer y experimentar la victoria de Dios. Efesios 4:15 nos exhorta a «crecer en todo en aquel que es la cabeza, Cristo». Al rechazar las palabras contrarias a la fe y abrazar la verdad de Dios, crecemos espiritualmente.
Dios conoce incluso los pensamientos y preguntas más íntimos de nuestro corazón. En Jeremías 33:3, Dios nos dice: «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces». Incluso las preguntas más enigmáticas serán respondidas por Dios.
Mientras cerramos este tiempo de reflexión y comunión con Dios, llevemos en nuestros corazones la certeza de Su amor inquebrantable, Su fortaleza que nos sostiene y Su paz que sobrepasa todo entendimiento. Recordemos que en cada paso de nuestro viaje, en cada pregunta que surge en nuestra mente, en cada momento de cansancio y en cada situación de necesidad, Dios está con nosotros. Él promete cuidarnos, proveernos y guiarnos hacia una vida plena en Él. Así que, salgamos de aquí fortalecidos en la fe, renovados en el espíritu y confiados en las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Que la gracia y la paz de Dios sean con cada uno de ustedes. Amén.
