Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos. Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Juan 21:14-17
Nuestro Señor se dirigió a Pedro por su nombre original, como si hubiera dejado el de Pedro cuando lo negó. Ahora contestó: Tú sabes que te amo, pero sin declarar que ama a Jesús más que los otros. No debemos sorprendernos con que nuestra sinceridad sea cuestionada cuando nosotros mismos hemos hecho lo que la vuelve dudosa. Todo recuerdo de pecados pasados, aun de pecados perdonados, renueva la tristeza del penitente verdadero. Consciente de su sinceridad, Pedro apeló solemnemente a Cristo, que conoce todas las cosas, hasta los secretos de su corazón. Bueno es que nuestras caídas y errores nos vuelvan más humildes y alertas. La sinceridad de nuestro amor a Dios debe ser puesta a prueba. Y nos conviene rogar con oración perseverante y ferviente al Dios que escudriña los corazones, que nos examine y nos pruebe a ver si somos capaces de resistir esta prueba. Nadie que no ame al buen Pastor más que a toda ventaja u objeto terrenal, puede ser apto para apacentar las ovejas y los corderos de Cristo. El gran interés de todo hombre bueno, cualquiera sea la muerte de que muera, es glorificar a Dios en ella, porque ¿cuál es nuestro objetivo principal sino este: morir por el Señor cuando lo pida? *Henry Matthew
Jesús preguntó a Pedro tres veces si lo amaba. La primera vez Jesús dijo: «¿Me amas más que éstos?» (en griego, se emplea la palabra ágape. Significa amor volitivo, autosacrificial). La segunda vez, Jesús se centra solo en Pedro y vuelve a emplear la palabra griega ágape. La tercera, Jesús usa la palabra griega fileo (que significa afecto, afinidad o amor filial) y en efecto le preguntaba: «¿Eres de veras mi amigo?» Siempre Pedro había respondido con la palabra fileo. Jesús no aceptó precipitadamente respuestas superficiales. El sabe llegar a donde tiene que llegar. Pedro tuvo que enfrentar sus motivos y sentimientos verdaderos cuando Jesús lo confrontó. ¿Qué respondería usted si Jesús le preguntara: «¿Me amas?» ¿Realmente ama a Jesús? ¿Es usted su amigo? *Biblia del diario vivir
